Urgente: Necesito un Proxeneta

Eso de que en Chile no se consigue ningún trabajo si no es por los amigos no es cierto, los amigos están sobrevalorados, lo que yo necesito es un proxeneta.

O sea, con la cantidad de amigos que tengo en El Mercurio y a nadie se le ocurre avisarme que era tiempo de postular a una práctica, hasta que ya ese tiempo se acabó.

Si, se acerca diciembre y es sabido que es casi imposible hallar trabajo como periodista en diciembre, porque toda la pega la hacen los practicantes, por poco dinero, recuerdo que en TVN hace un par de años pagaban 25 lucas. I'm not kidding.

El Rumpi fue quien me dijo eso, que si no había conseguido trabajo para diciembre, lo mejor era relajarse y esperar a marzo.

Esta vez fue distinto, me encontré al Rumpi en el cumpleaños de la Maca y al rato ya me estaba echando la foca (pero en buena). Diciéndome que yo era un maldito gusano, arrastrado, chupasangre de mi familia. Que ya era hora de cortar el cordón umbilical y que me fuera altiro a buscar pega de lo que fuese, de go-go boy, o mejor, no, si lo que vos tenís que hacer nerd amermelado es conseguirte pega en una librería.

Está bien, me gusta que me digan las cosas así. Me mueve a la acción. Ayer me sentí un chupasangre y hoy partí a buscar trabajo en las librerías de Lastarria/BellasArtes y del Drugstore.

Pero no tiene caso, cada vez que entro a un lugar a pedir trabajo me siento como un delincuente. No sé por qué. Andaba producido, look lolito taquillero que atrae clientes sí o sí. En la calle me asaltaban miradas veraniegas. Y en las librerías me recibieron bien, pero en dos acababan de contratar gente, y en otras dejé mi currículum con esa sensación asquerosa de que un árbol centenario se sacrificó para nada.

No sé por qué me siento como si estar desempleado y buscando trabajo fuera un delito. Si entrase a las librerías y me fondeara un libro de tapa dura bajo el pantalón, dudo que me sintiera tan miserable.

Estuvo bien el Rumpi, me hizo salir a buscar. Pero regresé a casa igual de descorazonado que siempre. Pensando que soy un idiota, y que la próxima vez que el Rumpi me saque en cara que no estoy trabajando, le tengo que decir "Y voh poh, porque no me recomendai voh pa' algo".

No es el único, GreatPretender es un excelente terapeuta vocacional. Aunque no tan excelente como para sacarme del neutro.

Grrr, por eso lo que yo necesito es un proxeneta, un chulo, un cafiche, un cabrón cabronazo. Me tengo que vender (o arrendar) sí o sí, ya no me complica. Ofrezco al chulo en cuestión mi primera semana de salario. Así como lo oyen. Creo que sirvo para muchas cosas, tengo experiencia de vendedor (he vendido impresoras y planes de cable/telefonía/internet), y tengo buen trato con la gente (el mejor, fui botones del hotel Ritz-Carlton). Lo que no sé es venderme a mí mismo, el trato con la gente se me va a las pailas cuando se trata de pedir trabajo.

Ya no quiero más consejos laborales, quiero datos, cómo consigo una entrevista para un trabajo part time. Detesto vender, pero estoy dispuesto a vender si se trata de vender mierda, y si no me pagan una mierda.

Es una buena oferta, el sueldo de mi primera semana. Podría trabajar en un bar, en una tienda, estoy seguro que estoy capacitado.

Pero no todo es llanto.

Tengo un trabajo, es fabuloso, soy editor de Saborizante, que es un sitio web de agenda urbana muy piola donde te enteras de los eventos "must" de Santiago, yo estoy a cargo ahora de destacar cine y libros y bueno, todo bien, pero no tenemos auspiciadores todavía así que tampoco hay paga. Me encanta estar en Saborizante, Saborizante es muy la raja, pero yo ahora necesito dinero.

Que gracioso, necesito un empleo soso que me aporte dinero, porque para lo otro tengo Saborizante.

Pobrecito mortal. Soy demasiado patético. Y no me entero de nada. Y lo peor es que confieso mi patetismo en este blog y me siento mejor. Como si algo hubiese cambiado.

Menudo saco de huevas que soy.