mima máme meme

De la misma manera que los genes se replican a sí mismos sin proseguir ninguna finalidad más que la de autorreplicarse, los memes (como otros replicadores: el ARN, ciertos polímeros y cristales, los virus informáticos, etc.) tienden a replicarse sin perseguir tampoco ninguna finalidad: las ideas buenas no son propiamente buenas si no son capaces de ser, al mismo tiempo, buenas replicadoras de sí mismas. De esta manera, los memes son indiferentes a la verdad, como los genes son ajenos a cualquier teleología. (Wikipedia)

Pensaba escribir de otra cosa, o más bien, no pensaba escribir de nada en absoluto, pero no hay que desestimar el poder mesmerizador de los memes.

O el poder mesmerizador (hipnótico, ignorantes de la vida) del parrafito éste que da inicio a este post y que puse con tamaño de letra Large y negrita.

De repente se me prendió la bola de espejos, los genes son heterosexuales y los memes son gays.

Los genes: Sin proseguir ninguna finalidad más que la de autorreplicarse biológicamente.

Los memes: Tienden a replicarse (copiarse) también, sin ninguna finalidad.

Y ajenos a la verdad, me faltó esa. Tal vez los memes además de gays sean periodistas. Y sepan que la objetividad no existe.

Pero lo que sí me llamó la atención, y ya fuera de hueveo, es lo que destaqué en rojo. "Las ideas buenas no son propiamente buenas si no son capaces de ser, al mismo tiempo, buenas replicadoras de sí mismas."

Eso me sonó a revelación.

No sirve ser una buena persona, no sirve ser un buen periodista, no sirve ser un buen amante si no existe difusión. No es un asunto de popularidad, es un asunto de influencia.

It's not a pissing contest, it's a quoting (albeit unadvertedly) contest. Es la información, estúpido!

Aquí yo pensando que lo que me faltaba para triunfar en la vida eran enemigos. Hasta que leí el nuevo post de Distemper, (en donde admite litigios con medio mundo), y me di cuenta que no va por ahí la cosa.

La cosa va por parir ideas y hacerlas estallar.

Hasta que te rastreen por el olor a pólvora.

Pero básicamente, creo que la medida del éxito está dada por cuan semejante es el mundo en que vivimos al mundo en que quisimos vivir. Qué tanto logramos taladrar (o blindar)las cabecitas de nuestros semejantes. No es el dinero que adquiramos, no es el sexo que gocemos, no es el amor depositado con una alta tasa de interés, no son ni siquiera los buenos recuerdos que nadie nos puede quitar y que nos producen nostalgia.

Hay que triturar y escupir pensamientos, aquellos que no nos gustan. Hay que jugar. Hablo del éxito, no de la felicidad. Aunque si no se pierde de vista el gustito inicial, pueden ser la misma cosa. La guerra memética nunca se ha detenido en la Historia del mundo (Es la Historia del Mundo), y vale como gran factor motivacional. Los virus la llevan.

Lo saben bien los conservadores miedosos, que controlan los medios de comunicación y los colegios que educan a los "líderes" del mañana. Bien lo saben Flanders y Mr.Burns.

Lo saben también los guionistas progresistas detrás de los shows de la televisión infantil, que desarman esa influencia de manera subrepticia.

Traficantes de memes todos.

Las ideas traspasan paredes y aduanas y hasta la censura más exhaustiva puede ser corrompida. Aunque la vida de la ideas no comienza con la concepción.

Tienen que primero alojarse como cigotos en el cerebro, donde les crezcan embriones de argumentos, hasta que por fin nazcan escandalosas y provocativas, armadas como Minerva o desnudas y encandiladoras como Venus.

Escuchemos a las Diosas, ¿qué nos dicen las Diosas?

No al aborto de las ideas.
Si a la guerra.