Vivienda y decoración

- "A mi me da lo mismo, pero qué va a decir tu padre cuando lo vea, no le va a gustar, te advierto, yo que tú la sacaba."
- "Qué se va a dar cuenta, si mi viejo no se fija en los detalles, alguna vez se ha dado cuenta cuando tú te has pasado todo el día cambiando los muebles de lugar?"
- "Bueno, la verdad que no, pero no me cambies de tema que esto es distinto".

Tanto escándalo por una simple postal alemana de dos hombres dandose un beso.

Cuando regresé del viejo continente me encontré con que me habían cambiado de habitación. Pasé de tener paredes azul añil a paredes verde agua. El gran mapa de Europa me lo respetaron, pero sería todo. Algo tenía que hacer entonces para recobrar una leve sensación de dominio y pertenencia sobre el espacio en que duermo. Lo que hice fue llenar las paredes de postales.

Una de la casa museo de Hundertwasser en Viena , otra del castillo de Praga, otra de Notre Dame de Paris, un árbol muy intrincado pintado por Egon Schiele y una fotografía aérea de Yann-Arthus Bertrand a un caballo celta dibujado en las laderas de una colina en Oxfordshire.

Traté de comprar una postal en cada museo al que fui. Traté, digo, porque fueron demasiados. Pero ahí están, en mis paredes, el grabado de la Melancolía de Durero (regalo de la Poli en El Prado), una Madonna de Filippo Lippi (comprada en el Palazzo Pitti, Florencia), un retrato de Damon Albarn por Julian Opie (comprado en la National Portrait Gallery).

Hasta ahí todo bien, claro. Es acercándose a la pared que está justo al lado de mi cama donde el arte se vuelve un poco más provocador.

- "Es que ahora tu sabes, viene la abuelita para el asado de este domingo y yo creo que si ve eso le da un ataque"
- "la la la la la la la la"
- "Escúchame!, mira que he hablado con tu hermana y ella opina lo mismo, tienes que sacar esa postal de ahí"

Me hago el leso, le pregunto, ¿cuál quieres que saque? saco acaso a los dos niñitos de Toulouse Lautrec que duermen juntos? arte degenerado, no? la compré en el Musée d'Orsay, junto con esta otra, "Orfeo" de Gustave Moreau...
-"Sabes exactamente a cual postal me refiero"

- "Pero vamos!, si esto es el colmo madre, se trata de mi habitación, se trata de un simple beso. Mi hermano que duerme aquí al lado entiende eso perfectamente bien y tiene 13. Además tú fíjate que es arte, y que está en un contexto particular. Fíjate la cara de ese retrato de Lucien Freud (Museo Correr, Venezia), esa niña mira como con asco a los besadores estos, si es una instalación! Y luego tienes aquí junto a TinTin y el Capitán Haddock(Musée de la Bande-Dessinée, Bruselas), ellos miran a otro lado, son distractivos, te hacen desviar la atención, como que no has visto nada. Es que no entiendes, si el contexto lo hace todo! Sigue las líneas de interés, que al final apuntan a este cuadro de Alma-Tadema (Fitzwilliam Museum, Cambridge). Un muchachito victoriano leyendo una novela de aventuras, trasladado sin percatarse a Africa. Sus imaginación se ha hecho realidad. Esa es la postal que más me interpreta. Pero al final funcionan todas en conjunto, y me rehuso a comprometer mi visión artística. Lo siento pero esa postal que tanto te preocupa se queda ahí"

- "Además vamos!, tienes que admitir que es una buena foto, es lejos el elemento más masculino de la habitación. Junto con el poster de Corto Maltese (Palazzo Squarcialupi, Siena)".
- "Tu dices el poster de ese tipo con arito que está detrás de la pluma de pavo real?"
- "Mmssí"

Soy injusto con mi madre, ella no es censuradora. Si al final parece que nadie lo es, que todos tratamos de proteger a otros. A nuestras abuelitas, a nuestros primos chicos. Pero yo opino que un beso no es más que un beso y que quien se escandaliza por eso tiene muy sucio el seso.

Antes, en mi antigua habitación, hace mucho tiempo, tenía yo un poster de Claudia Schiffer clavado con chinches a mi diario mural. No faltaba el tío intruso que me hacía chistes con ella, que se habrá imaginado para sus adentros que yo me hacía la paja pensando en sus tetas alemanas o algo así.

Yo a Claudia la tenía como mi cómplice, en esa foto aparecía con una sonrisa más enigmática que la de la Mona Lisa, una sonrisa que me decía "yo comparto tu secreto, y no lo sabrá más nadie".

Pero resulta que ya no es un secreto. Aunque mi abuelita no lo sepa porque todos opinan que para qué quitarle la ilusión de tener bisnietos pronto. Yo no sé, a veces me imagino que mi nonna igual si lo intuye, yo no más la abrazo fuerte, la abrazo como sé que nadie la abraza ya, y ella se ríe y se guarda para sí esas preguntas que tal vez traigan consigo respuestas con las que no esté de acuerdo. Nonna, sabía usted que tiene la sonrisa igual que la Claudia Schiffer?

Es solamente un beso, pero no es sólo eso. Es una foto de Wolfgang Tillmans que compré en Berlín, en el Hamburger Banhof, dos jóvenes que parecen estar celebrando algo, es un beso apasionado pero sin almíbar, no serviría para ilustrar una novela de Corín Tellado. Hay demasiado sudor, energía, orejas rojas, hay mucha testosterona. Creo que es un beso inconfundiblemente masculino. Cada día veo esa postal y siento que me aporta algo, me da una sensación de qué se yo, una sensación de victoria, de euforia. Lo mismo que la postal que está abajo, de un hombre que explota, como si fuera combustión espontánea, pero en líquido. El hombre se convierte en agua, la tensión desaparece y no queda más que el líquido vital, una fotografía que te choca al principio, pero después te refresca.


P.D.: Sigo en carrera para lo de la Academia, ahora se vienen los exámenes psicológicos. Pero ya la otra vez los pasé, no les tengo miedo.