La fiesta nacional
Corresponde escribir un post dieciochero, pero yo estaba más inspirado el año pasado.
Y como ya cumplí tomando chicha, comiendo empanadas, parrillada y anticuchos, bajando de internet canciones de Violeta Parra y leyendo el especial de identidad nacional de la revista El Sábado. Pues siento que ya estoy listo.
Listo para leer "Dientes blancos" de Zadie Smith, ver en Antena 3 y Chilevisión capítulos repetidos de "Aquí no hay quien viva" y por la noche disfrutar la segunda película de Lisa Cholodenko, "Laurel Canyon" en Cinemax.
Me cuesta ser patriota, y en especial en estas fechas. Me gusta la chicha, me gusta la comida, me gusta ver las banderas incluso, pero aún así no me conecto. Claro, tal vez no pongo suficiente de mi parte.
En Paris, para el 14 de julio, bueno ya se sabe que Paris es una fiesta. Ese día se habían programado celebraciones vecinales en cada arrondisement, yo estaba en el Barrio Latino y muy cerca de mi hostal en la rue Mouffetard habían adornado una placita con banderas, un escenario en donde abuelitos bailaban y cantaban canciones de Edith Piaf, mientras varios residentes habían montado puestos improvisados donde vendían ponche, cerveza y manzanas confitadas.
Estaba lleno de turistas, como es de suponer, y el ánimo general era de gozo. Afuera de los monumentos famosos (el Panthéon, la Madeleine) habían tanques con militares simpáticos posando para las fotos como si acabaran de llegar de Normandía. Gozo. No tuve que gastar ningún euro para participar de él.
Algo así me gustaría acá, y capaz lo hay y no me enterado. Celebraciones de barrio, en Yungay y Brasil y Huemul. Sin requisito de licencia comercial mientras duren las festividades. Música en las calles y decoraciones en las calles, gente en las calles, sentados en la cuneta.
Bueno, por algo es que gran parte de los Santiaguinos se van a regiones para estas fechas. No es sólo para visitar a la familia, es también por recuperar el sentido de pertenencia a un barrio, por sentir de nuevo la calle como propia.
Yo no siento mi calle como propia. Entre los vecinos del barrio hay buenas maneras, pero el fondo es vacío. Y hay fiesta cerca, en el Parque Intercomunal (o Padre Hurtado). Pero voy allá y me siento en una celebración ajena, los aperos huasos no me dicen nada, y todos parecen querer venderme algo. Me gustaría conocer a quienes atienden, pero no hay nadie conocido. Me siento como turista recorriendo un folclor sin el encanto de lo exótico.
Es que también esto es Las Condes, cuando trabajé vendiendo cable puerta a puerta me emocionó lo acogedores que eran los chilenos en Puente Alto y en San Bernardo, en Maipú y La Legua. Yo era uno de esos molestosos e insistentes vendedores, y alguna vez hasta me invitaron a comer, me ofrecían un vasito de bebida helada para pasar la calore.
Creo que no estoy diciendo nada que no sea archisabido ya.
Mis padres se conocieron siendo vecinos en Quinta Normal, jugaban pichangas, jugaban al luche, perseguían volantines, andaban en bicicleta. Tomaban once siempre en una casa distinta.
Ahora hablan con nostalgia de eso, pero lo cierto es que ellos decidieron irse, y se fueron yendo todos, a trepar la cordillera. El que se quedaba en el barrio era un perdedor, no lo dicen, pero seguro lo sienten. Y no sé cuando les nació esa frustración que apesta un poco a arribismo, si tuvieron una infancia tan feliz y compartida, rodeados de amigos.
Amigos de la escasez, no tiene mucho sentido jugar solo con una pelota. Si lo tiene en cambio jugar solo al Rise of Nations o al Sims 2.
Es la época del año en que esos padres se dan cuenta de que cuando eran pobres en el fondo eran ricos y que ahora que son ricos también son pobres, y sacan a sus hijos a la calle y les pasan un trompo para que jueguen. Y sus hijos los miran incrédulos.
Mi hermano por hacer algo patriota ha tomado su primer sorbo de chicha, dice que le gustó mucho, pero no pidió más. Mi hermano es un mateo en todo caso, y este findesemana se ha dedicado a leer la Historia de Chile y preguntarme por los militares napoleónicos que vinieron a echarnos una mano en la guerra de independencia. Tal vez debería llevarlo al cine a ver Allende, antes que anuncie su voluntad de entrar al Ejército.
Después de todo un día de preparar el asado, recibir a la familia, zampárnoslo todo y después ordenar, mi hermana nos convence de partir en el auto a ver la fuente que inauguraron en Providencia cerca de la Estación Salvador.
- "Es lo más lindo que he visto", dice ella, que no sabe nada de la Fuente Mágica del Montjuic.
Y si, es bonito. Odio el monumento a la Aviación, y la estatua monumento a Rodó siempre me ha parecido horrenda (y quien es Rodó?, alguien sabe?), pero es bonito. Y hay varios chilenos sacando fotos, una novia se baja de su auto entre bocinazos y posa frente a los juegos de luces multicolores y los chorros de agua. Una nueva tradición nace ante nuestros ojos.
Algo más que hacer? Pienso en llamar a los amigos, pero este es día familiar, pienso que no me apetece demasiado gastar mi dinero en borracheras y malestar estomacal. Siento que ya cumplí y que estoy listo.
Listo para dar vuelta otra pagina de "Dientes blancos" de Zadie Smith, ver en Antena 3 o Chilevisión otro capítulo de la estupenda comedia española "Aquí no hay quien viva" y caer encantado por "Laurel Canyon" en Cinemax, viendo a Kate Beckinsale tirar con su suegra y el novio rockero de la suegra en una piscina de North Hollywood.
12 Comments:
Yo creo que el problema con las fiestas patrias es que andan todos disfrazos de algo que no sienten propio. Por eso la cosa sale lejana. A mí el 18 no me convoca nada patrio. Ni sé lo que es 'patrio'. En fin, este comment es para preguntarte por Zadie Smith. Me la han recomendado mucho, pero con más entusiasmo que argumento, así que le pregunto a mi periodista desempleado predilecto: ¿cómo es su escritura? ¿a qué se acerca? Además: ¿temas? ¿estilos? ¿guiños?
Eso. Saludos.
Jejeje. Fui la primera. Y segunda.
Si te va el rollo de choque de culturas, generacional, tipo Hanif Kureishi, londinense como el chicken Tandoori y narrado con soltura, "Dientes blancos" te debería ofrecer un excelente pasatiempo. Cortesía del Café Literario de Providencia.
Aquí no hay quien viva....qué buena que es!
chicha on the rocks?
Vive Chili?
No he estado en Europa, pero tengo la impresión que las tradiciones chilenas (me refiero a las folclóricas) están demasiado ligadas a la humillación de un pueblo conquistado y subyugado por extranjeros.
En la capital arribista, esas tradiciones no forman parte de la identidad, sólo son uno más de los exóticos productos marketeros de nuestra oferta turística. Un negocio, y para varios una excusa para reventarse con alcohol.
Pero la prosperidad económica va haciendo prevalecer esa negación de lo que fueron las tradiciones. ¿Cuál será nuestra identidad finalmente? ¿La vida sencilla y austera, disfrutando de las cosas simples; o la competitivdad despiadada y el exitismo, intentando brillar para destacar y opacar a quienes están a nuestro alrededor?
GP
Lista la foto y otras más.
pucha que me cargan estas fechas, llenas de machismo y brutalidad
partiendo por la cueca que es un correteo a las mujeres
no me digas del maltrato animal en las media luna
inaceptable
pero no es malo comer como bestias de vez en cuando
INTROSPECTIVA
Las tradiciones del 18 son lo que son, tradiciones. Asi se ha celebrado desde el siglo 19.Mas que de pueblos conquistados, vienen de un campo que tenia estructura feudal. Es una tradición rural, medio de visita en las ciudades, y la firme es que la clase media esta transculturizada, reniega de su origen rural, porque no le tocó la mejor parte de esa época y la quiere olvidar. Por eso no engancha mucho. La clase baja la goza y no se aguanta un dieciocho sin aguinaldo, todavía, costumbres atávicas de cuando eran peones y a la clase alta todavía le quedan raíces rurales de las que se siente orgullosa, por lo que una cuequita y una corrida de vacas les viene bien. El dieciocho de se vive mejor en los pueblos, donde la gente se emociona y se lo toma en serio. Lo que es yo, lejos del mundanal ruido y choferes borrachos.
Cada año apestan más las fiestas patrias-... identidad?: ninguna... si basta con preguntar si la gente sabe lo que se celebra, y la mayor parte de dirá que la Independencia de Chile... y nada... perdidos como siempre, celebrando equivocados y festejando lo que no es... creo que esa es nuestra identidad, perdidos como siempre en el ruido de la ciudad...
Permiso, voy a hacer un comentario light:
La fuente del bicentenario (o whatever)es HORRENDA.
Fui a Montjuic de día y me dolían mucho las patas,así que me dió lata volver a subir en la noche...era bonita???
Abrazo,
JUL.
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La fuente del Montjuic tiene 75 años, que no se le notan para nada.
http://www.bcn.es/fonts/
http://w3.bcn.es/V05/Serveis/ArxiuFotografic/V05ArxiuFotograficIniciCtl/0,2693,1495565_1498524_1_44669861,00.html?accio=detall
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