Hemisférico

Dicen que Dios gusta de reirse de nuestros planes, lo decían en Amores Perros, lo canta Robbie Williams. Bueno, a mi al parecer me tocó un Dios DJ.

No me explico de otro modo que al salir de casa, con la mochila cargada de todas mis pertenencias que me acompañarán es esta nueva vida, con la familia en pleno y otros cuantos en camino al aeropuerto, con una lágrima en la garganta, como se podría decir, padre enciende la radio, 88.1, y suenan los primeros acordes de "Un beso y una flor", de Nino Bravo.

"Es ligero equipaje, para tan largo viaje...forjarán mi destino, las piedras del camino"

No kidding. Y nos fuimos cantando.

Al salir por la costanera norte, en plan cebolla asumido, Gloria Estefan, "Si voy a perderte ya".

Al llegar al aeropuerto, por supuesto, Julieta Venegas cantaba "Me voy" ("porque sé, que me espera algo mejor, alguien que sepa darme amor, ese que endulza la sangre...")

Con tanta canción, al final me fui quedando sin palabras y me despedí de mi familia sin decirles nada de lo que tenía pensado.

Me subi al avión, que tomó vuelo sobre una ciudad de millones de luces, con la luna coronándolo todo con los cachitos hacia arriba. Y cuando volví a abrir la ventanilla, la luna seguía ahí, pero con los cachos hacia abajo. De sonrisa de Gato de Cheshire pasé a melancolico paraguas.

Aunque aquí es verano, y hace caló, y los cristales de agua de la ventana se derriten...y desaparecen.