Esto de ser periodista

No es tan inspirador tener un "blog periodístico".

O sea, de que se me ocurren temas, se me ocurren temas, pero se quedan ahí, trailers de películas que no veré.

Esto de ser periodista, pero no, esto de ser periodista y llevar más de un año sin escribir nada "periodístico".

Y quisiera escribir en algún medio, pero escucho a Andrea Lagos en el Interruptor decir que hay 64 escuelas de periodismo, 3000 periodistas titulados cada año...y 30 plazas laborales anuales disponibles!!!!! Y pienso tal vez estúpidamente que a mí ya se me fue el tren.

Que mal, sobre todo porque temo que tal vez I lost it, que de periodista no doy la talla y que ya no sirvo más que para escribir sobre mi vida, he caído en las garras del narcisismo. Efecto secundario del blog? Efecto evidente desde el principio?

Esta semana no he hecho gran cosa para conseguir trabajo. Tuve varias citas con gente potencialmente influyente. Comí muy bien, una sopa tailandesa, un ceviche a la peruana, me dijeron muchas cosas cesantes que haría bien en tomar en cuenta.

("muchas cosas cesantes", quise decir "muchas cosas interesantes". Freud, cágate de risa en tu cripta.)

Un amigo creo que me dio la clave. "Tienes que pensar en un tema que te interese, en algo en lo que te gustaría influir, y escribir sobre eso, tu blog es una tribuna y tienes una audiencia".

Y sí, y tiene mucha razón, pero yo sigo postergando el inicio del blog periodístico, este post es tan derivativo y diletante como cualquiera.

Pienso, podría escribir sobre El Salvador. Mi pueblo de la infancia, campamento minero del cobre en pleno desierto de Atacama, donde viví 10 años felices y aventureros, y que ahora es protagonista de una crónica de muerte anunciada (la mina cierra el 2008).

Podría, no? Y escaneo algunas fotos que tengo de esos años. Fotos de un pueblo de 11mil habitantes, con forma de casco romano, con un equipo de fútbol en el que se lucía Iván Zamorano, con calles vacías en las que daba gusto tirarse en bicileta, y en invierno, con una capa de medio metro de nieve, una bolsa plástica servía de trineo.

El problema es la falta de práctica, que me hace ver el periodismo casi como un género anquilosado y desabrido que no dan ganas de leer, que da sueño. O sea, qué de nuevo, que de excitante puede haber en él. Estamos acá en bloglandia, la libertad es absoluta, y sin embargo todo es lo mismo. Lugares comunes, refritos en el mismo aceite, su influencia real en el mundo? Dónde queda?

Pero tengo que escribir, maldita sea, tengo una deuda gigante con la universidad por una carrera que me tomó 5 años de la vida (5 años en los que pude haber sido botones del Ritz y juntar muchísimo dinero).

Y tengo la tarjeta del editor de la revista Zero en España, que me dijo le enviara algo desde Chile.

Pienso, voy a ir a las reuniones del equipo de rugby gay que está armando Villouta y voy a escribir sobre eso. Seguro que a la Zero le interesa.

Pero a Villouta se le pierde mi teléfono y nadie me avisa donde y a que hora es la dichosa reunión.

Y así pasa una semana de ocio en Santiago de Chile.

Ocio de calidad: Fui a ver "24 hour party people", estoy leyendo Harry Potter and the half-blood prince, y saqué del Café Literario "El desbarrancadero" de Fernando Vallejo, y un nuevo amigo me trajo de España "Jardines de Kensington" de Rodrigo Fresán, que quise comprar en Ezeiza pero estaba agotado.

Y para el día del niño vi en DVD con la familia "D.E.B.S."

Y he bajado muchas canciones en Kazaa, de Happy Mondays y Razorlight, Kanye West, DJTiesto y Kevin Johansen.

Y extraño los tiempos en que cargaba maletas y me sentía productivo, un miembro de la sociedad, working class hero.

Leo a Distemper que alega contra un amigo que aparece en El Mercurio hablando de su opción de vivir una vida contemplativa y sin trabajar, al estilo de los lores. Y entiendo su rabia, este amigo renunció a una pega que él le había ayudado a conseguir y que le significó un sacrificio, la dejó a cambio de una vida contemplativa.

Nada que decir, nada que hacer, nada de nada.

Bonito día, lindas las nubes, caluroso el día, lindo el pajarito.

Me digo, Barro, no caeras en la autoconmiseración y las quejas estériles, tendrás que combatir tu asco al cliché de otra forma.

Pero veo en TVN un documental sobre Huidobro, que en 1925 de vuelta a Santiago desde Europa alega que en Chile no hay más que caras tristes, y funda un periódico para combatir la corrupción y lo linchan. Es que acaso nada cambia?

Nada, nada, nada

nadas y nadas y al cabo te ahogas

Y colorín colorado, este post poco inspirado se ha acabado